Pasaba como cada día por delante y me paraba a contemplarlo por unos instantes alegrándome al ver que como siempre seguía esperándome igual que el día anterior y el día anterior al día anterior.
Pero, como todo en la vida, comenzó a deteriorarse con el paso del tiempo. Poco a poco se formó una grieta, las palabras se borraban o aparecía algún trozo sesgado,... hasta que hoy en día ya no queda casi nada de lo que fue, ya casi no existe.
Afortunadamente una vez le robé una fotografía en un acto un tanto egoísta por mi parte para poder cada momento que quisiera volver a admirarlo con el esplendor de aquella primera vez y así evitar que fuera relegado a ese cajón dónde las cosas dañadas y envejecidas quedan aparcadas y postergadas a la terrible indiferencia.
Pero, como todo en la vida, comenzó a deteriorarse con el paso del tiempo. Poco a poco se formó una grieta, las palabras se borraban o aparecía algún trozo sesgado,... hasta que hoy en día ya no queda casi nada de lo que fue, ya casi no existe.
Afortunadamente una vez le robé una fotografía en un acto un tanto egoísta por mi parte para poder cada momento que quisiera volver a admirarlo con el esplendor de aquella primera vez y así evitar que fuera relegado a ese cajón dónde las cosas dañadas y envejecidas quedan aparcadas y postergadas a la terrible indiferencia.
Esto es lo que a uno le fascina de este tipo de arte urbano tan interesante, rebelde y reivindicativo a veces, y otras veces simplemente el arte por el arte. Se trata de una forma de expresión y un arte siempre tan efímero que invita a inmortalizarlo para que no se pierda en ese saco sin fondo que es el olvido.
